No comas nada, miserable, no comas carne roja ni procesada: no la comas porque la Organización Mundial de la Salud así lo recomienda. 50 gramos al día provoca que tu probabilidad de sufrir cáncer de colon, próstata o páncreas aumente en un 18%.
Ten cuidado también con el pollo: según la OMS, los ingredientes de los piensos que comen la mayoría de los animales pueden acabar contaminados con dioxinas que se extienden a los alimentos.
Tampoco comas pescado: la NRDC ha establecido una lista de peces poco recomendables para el consumo por culpa de la contaminación de mercurio. No comas caballa, atún, pargo o pez espada.
Del marisco, mejor no hablamos: el mar también puede contaminarlos y la mayoría de ellos tienden a acumular biotoxinas cuando mueren, en concreto el vibrio parahemolítico, por no hablar de los problemas de cefalea o de migrañas por culpa de su abuso.
Verduras, ni se te ocurra: los pesticidas están a la orden del día. Ya lo dijo EWG cuando elaboróuna lista de las frutas y verduras más tóxicas que comemos habitualmente. Es para temblar.
No comas pan: parece que el trigo ya no puede considerarse un alimento sano, sea ecológico e integral, por las mezclas que sufre, y todo ello pasando por alto los agentes químicos blanqueadores y la pobreza en fibra, minerales y vitaminas que tiene.
No toques los dulces: el megaprestigioso Doctor Robert H.Lustig de la Universidad de California dice que no solo conducen a la obesidad, sino que también estropean tus dientes, aumentan tu presión arterial, te empujan hacia la diabetes y hacia las enfermedades del corazón. No solo lo dice él claro. Está fielmente demostrado.
No bebas leche, es un auténtico crimen para tu cuerpo: está implicada en una tasa importante de cánceres hormonales, sobre todo el cáncer de mama. También la mantequilla y el queso.
Por supuesto, tampoco tomes vino ni cerveza, ni una copa siquiera, puesto que la revista Annals of Oncology recoge cómo puede triplicar el riesgo de cáncer faringe, esófago, mama y boca.
No comas, por favor, porque esto es un auténtico drama.
O sí, come. Come carne roja sin pausa por su proteínas de alta calidad, por su hierro de fácil absorción y por su concentración de minerales. Come jamón ibérico, alma cándida, porque es bueno hasta para la tensión. Come atún por su alto contenido en ácidos omega 3 que tan buenos son para el cuerpo. Come marisco sin descanso por su alto contenido en magnesio, yodo y potasio. Come verduras por su sinfín de vitaminas A,B,C,D,E,F,G,H,I,J,K,L,M,N,O,P,Q...Come pan, por Dios, por su proteína vegetal, por su fibra, sus hidratos de carbono complejos. Bebe leche hasta ahogarte, sabes lo buena y necesaria que es por su contenido en calcia. Y ya puestos, bebe vino, no seas inocente: su alto contenido en ponifenoles elimina los radicales libres y protege el corazón.
Puedes no comer nada.
O puedes comerlo todo sin parar.
O puedes tener un poco de sentido común y comer de todo con moderación, de manera equilibrada. Puedes tomarte los anuncios de la OMS con calma, con tranquilidad y sin alarmas. Puedes encajar cualquier duda acudiendo a un médico o un nutricionista, escuchando los consejos que tenga que darte. Y, por supuesto, puedes asumir que no eres inmortal y que algún día morirás y que, con suerte, si tienes costumbres sanas de alimentación, tu vida será más saludable y feliz.