Algunos estudios científicos han determinado que hay ciertos hechos biológicos o relacionados a nuestros hábitos, que están asociados a esos kilos demás.
DORMIRSE CON LA TELEVISIÓN ENCENDIDA. La exposición a la luz artificial durante la noche mientras dormimos, sea de la televisión, el ordenador o una lámpara encendida, reduce los niveles de melatonina, una hormona que se libera durante la noche para regular los ritmos circadianos y que posee un potente efecto antioxidante y antiinflamatorio, propiedades que protegen de alteraciones metabólicas que provocan obesidad y diabetes.
EL TRABAJO NOCTURNO. Laborar en este turno engorda porque altera el ritmo circadiano (reloj biológico humano). Y es que las personas estamos programadas para dormir cuando no hay luz y comer de día. "El trabajo por turnos durante la noche interrumpe el sueño y rompe el ciclo fisiológico y esto provoca una disminución del gasto energético diario total", sostiene un estudio realizado por científicos del Instituto Médico Howard Hughes (Texas).
HERMANOS Y AMIGOS GORDITOS. Tener un hermano obeso duplica el riesgo de serlo y si es mayor y del mismo sexo las posibilidades aumentan, según sostiene Markos Pachucki, de la Facultad de Medicina de la Universidad de Harvard, en un artículo publicado en American Journal of Preventive Medicine. Y de acuerdo al doctor David Shoham, de la Universidad de Loyola en Chicago, en un estudio sobre 1.800 adolescentes, el exceso de kilos de las amistades también se contagia.
EVITAR LAS COMIDAS EN FAMILIA. Cuando se comparte con los parientes se establecen conexiones emocionales y los alimentos suelen ser más saludables, según un estudio de las universidades de Minnesota y de Columbia (Estados Unidos) publicado en Journal of Pediatrics. Con una o dos comidas familiares a la semana bastan para reducir el riesgo de obesidad y sobrepeso, según los estudiosos.
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