Se realizó un análisis de más de 800 estudios, en el cual participaron expertos de más de 22 países para poder determinar el riesgo entre el consumo de carne roja y carne procesada con el desarrollo de ciertos tipos de cáncer.
Se considera carne roja a la carne que viene de músculo de los mamíferos (res, ternera, cerdo, cordero, caballo, cabra).
Se considera carne procesada cuando ha sido transformada a través de algún proceso como curado, fermentación, salado, ahumado… con la finalidad de mejorar la conservación. Aquí se incluyen: salchichas, jamón, carne en conserva, en lata, salsas a base de carne.
No se trata de dejar de comer carne para siempre. La clasificación que se le da a la carne roja es Grupo 2A, que significa probablemente cancerígena para los seres humanos, pero se basa en evidencia limitada, ya que procede de estudios que asocian positivamente estas 2 variables (consumo de carne roja y cáncer). Esta evidencia limitada indica que no se pueden descartar otras explicaciones.
A la carne procesada se le clasificó como Grupo 1, cancerígeno para seres humanos, es decir que hay evidencia suficiente y pruebas convincentes de que el agente causa cáncer.
La carne tiene muchos beneficios para la salud y es necesaria para muchos procesos bioquímicos en el cuerpo. El comunicado de la ONU no determina si existe un nivel máximo seguro de consumo de carne, aunque sugiere limitar el consumo de la misma.
Según los estudios que se revisaron, se estima que cada 50 gramos de carne procesada que se consuma diariamente aumenta el riesgo de cáncer de colon en un 18%. Y se incrementa en un 17% por cada 100 gramos de consumo diario de carne roja.
Tomando en cuenta estos datos habría que considerar que hay que limitar el consumo de carne a menos de estas cantidades y evitar hacerlo diariamente.
La razón por la cual se incrementa el riesgo de cáncer es por las sustancias que se forman durante el procesamiento o cocción de la misma, como el N-nitroso e hidrocarburos aromáticos policíclicos que pueden provocar alteraciones en el ADN de las células e incrementar el riesgo de que se desarrollen tumores cancerígenos.
Es importante comprender que este comunicado, que alarmó a muchas personas, solamente es informativo y evalúa las evidencias. El CIIC no hace recomendaciones y aún no se han hecho comparaciones entre este riesgo por consumo de carnes rojas y el riesgo que pudiera haber al consumir solo pollo o pescado o al ser vegetariano, es decir, aún hace falta más información para poder tomar decisiones drásticas.
Así que la carne roja y la carne procesada sí suponen un riesgo para la salud, pero tampoco se trata de volverse vegetariano mañana sólo por considerar este riesgo. Se trata de variar los alimentos, tratar de seguir una dieta correcta, con mayor cantidad de frutas y verduras, además de legumbres y mucha menos cantidad de carne roja o procesada.
También podemos reducir el riesgo de desarrollar cáncer si mantenemos estilos de vida saludables: peso saludable, evitar fumar y consumir bebidas alcohólicas, y exponernos al sol de manera indiscriminada. Esto y reducir el consumo de este tipo de carnes nos puede ayudar mucho.
Hay que seguir al pendiente de las investigaciones, principalmente de las próximas recomendaciones expertas con respecto al tema.
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