Para culturas como la nuestra, los alimentos no sólo son fuente de nutrientes, también son fuente de deleite. En ocasiones los podemos consumir en casa, en otras ocasiones los podemos adquirir en restaurantes o los podemos adquirir en supermercados (como insumos o listos para consumir). En cualquiera de estos casos, los empaques juegan un rol esencial para la calidad del alimento final. Tanto las materias primas (o ingredientes) como el producto final deben estar protegidos de contaminación por microorganismos y por insectos y por otros contaminantes.
El especialista PhD Fernando Vargas, explica que “la importancia de un envase puede entenderse desde sus funciones principales que son: contener el alimento, proteger el alimento y representar (el envase informa acerca del contenido, la marca, el tiempo de vida útil del alimento, etc). El envase brinda protección mecánica durante la manipulación y el transporte del producto, y también es una barrera contra los gases ambientales (oxígeno y humedad) que son el medio de vida de bacterias y microorganismos, incidiendo en la conservación del alimento y la extensión de su tiempo de vida útil”.
Bebidas y plástico
Con relación a las botellas de plástico, el ingeniero en Industrias Alimentarias remarca: “El BPA (Bisfenol A) es un compuesto orgánico de tipo monómero utilizado en la fabricación de algunos plásticos, principalmente policarbonato y también en resinas epóxicas usadas en los recubrimientos de latas de comidas y bebidas. El policarbonato es un plástico con alta resistencia a la temperatura, resistencia mecánica y alta transparencia, propiedades que lo vuelven útil en múltiples aplicaciones.
Sin embargo, a pesar que no hay evidencia científica suficiente sobre el potencial peligro de dosis elevadas de BPA que migre al alimento, el prejuicio popular ha hecho que los mismos fabricantes descarten la opción del uso de BPA en la fabricación de biberones y en Europa ha sido prohibida desde enero 2011. Información muy reciente (enero 2015) de la EFSA (European Food Safety Authority) revela que el BPA no causa ningún peligro; sin embargo, por mayor seguridad han reducido el límite de ingesta diario de 50 a 4 microgramos por Kg de peso corporal, valor prácticamente inalcanzable por el fenómeno migratorio del envase al alimento.
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